
No cuesta nada, pero crea mucho.
Enriquece a quienes reciben,
sin empobrecer a quienes dan.
Ocurre en un abrir y cerrar de ojos,
y su recuerdo dura a veces para siempre.
Nadie es tan rico que pueda pasarse
sin ella, y nadie tan pobre que no pueda
enriquecer por sus beneficios.

Crea la felicidad en el hogar, alienta
la buena volunta en los negocios y es la
contraseña de los amigos.
Es descanso para los fatigados, luz para
los decepcionados, sol para los tristes, y
el mejor antìdoto contra las preocupaciones.

Pero no puede ser comprada, pedida, prestada
o robada, porque es algo que no rinde
beneficio a nadie a menos que sea brindada
espontànea y gratuitamente.
Y recuerda, nadie necesita tanto una
sonrisa como aquel a quièn no le queda
ninguna que dar.

El Valor de la Palabra

La palabra guarda fuerzas insospechadas.
Una palabra agradable puede suavizar una aspereza.
Una palabra a tiempo puede evitar un conflicto.
Una palabra alegre puede iluminar una existencia.
Una palabra sabia puede orientar a un descarriado.
Una palabra dulce puede levantar el ánimo.
Una palabra amorosa puede curar o bendecir.

Reconoce el poder dinámico de la palabra.
Que lo que digas sea verdad y que tus
palabras sean las adecuadas, que
reconozcan la dignidad humana y realcen
los valores humanos.
Utiliza tus palabras
sólo para agradecer, para bendecir,
para servir, orientar, aconsejar y promover
acciones positivas de superación, crecimiento
y armonía entre todas las personas.
Descontamina tu palabra de mentiras,
pues son una forma de violencia.
Nunca utilices tu palabra con rudeza ni en
forma grosera.
Usa el poder de tu palabra sólo para
dignificarte.

Volver a Reflexiones
Volver a la Pàgina Principal