
San Martin de Porres

San Martin de Porres - 3 de Noviembre
"...imiten los ejemplos de humildad y caridad que él dejó...de manera que,
mientras procuran un honesto adorno del cuerpo, busquen también la belleza
del espíritu".
Papa Pablo VI
Virtudes de este gran santo:
la humildad y la caridad.

San Martín nació en Lima, Perú, el 9 de diciembre de 1569.
Era hijo de un noble español, Don Juan de Porres y de una muchacha mulata,
Ana Velazquez, de Panamá que residía en Lima.
Martín fue bautizado en la Iglesia de San Sebastián,
en la misma pila bautismal en que siete años más tarde lo
sería Santa Rosa de Lima. Lo curioso de su bautismo,
es que fue también un santo quien lo bautizó:
el Arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo.
Desde niño, fue muy generoso con los pobres, a los que daba parte
del dinero cuando iba de compras o lo que ahorraba.
Visitaba muy frecuentemente el templo con su madre.
Cuando su padre, Gobernador de Panamá, lo reconoció a él
y a su hermana, fueron a vivir juntos al Ecuador.
Aprendió el oficio de barbero, el de cirujano y medicina general
llegando a ser reconocido y admirado por su dominio en estas labores.
Por el día, trabajaba. Por la noche, se dedicaba a la oración,
casi al igual que Santa Rosa de Lima.

En 1594, entró como en la Orden de Santo Domingo de Guzmán bajo
la categoría de "donado" al ser hijo ilegítimo,
en el convento del Rosario de Lima. Convirtió el convento
en un hospital. Recogía enfermos y heridos por las calles y
los llevaba al convento. Algunos religiosos protestaron,
pues infringía la clausura y la paz.
"La caridad está por encima de la clausura", contestaba Martín
siempre que sus colegas le requintaban.
También fundó el Asilo de Santa Cruz para cuidar ahí de niñas y niños.
En 1603 le fue concedida la profesión religiosa y pronunció
los votos de pobreza, obediencia y castidad.

Lo que más se recuerda en la Ciudad de Lima son sus numerosos milagros.
A veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan
sólo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un
sorprendente y firme proceso de recuperación. Muchos lo vieron
entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas.
Todos, grandes señores y hombres sencillos, no tardaban en
recurrir al socorro del santo mulato: "yo te curo, Dios te sana"
decía San Martín. Sin moverse de Lima, fue visto sin embargo en
China y en Japón animando a los misioneros que estaban desanimados.
A la edad de 60 años, Fray Martín de Porres, cae enfermo sabiendo
que ya era hora de encontrarse con el Señor. La noticia se expandió
rápido por toda la Ciudad de los Reyes con lo que todo el pueblo
estuvo conmovido y todos en la calle lloraban. Tal era la veneración
hacia este mulato, que el mismísimo Virrey Luis Jerónimo Hernández
de Cabrera, Conde de Chinchón, fue a besarle la mano cuando se
encontraba en su lecho de muerte. Sufrió ataques del demonio,
pero sintió el consuelo y compañía de la Virgen quien según él,
estaba a su lado mientras agonizaba.

El 3 de noviembre de 1639 fallece en la Ciudad de los Reyes,
capital del Virreinato del Perú. Su muerte causó aún más conmoción
en la ciudad. Gregorio XVI lo declaró Beato el 1837.
El Santo de la Escoba fue canonizado por el Papa Juan XXIII en 1962.

San Martin de Porres ( Película ):
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