De Madre Angelica




“Probamos que somos siervos de Dios con gran fortaleza en
tiempos de tribulación” (2 Cor 6, 4-10)




Ver a un cristiano creer en el amor de Dios cuando el dolor
lo abruma, da mucha esperanza.

Ver la alegría en el rostro de un cristiano atormentado por
pruebas y problemas, renueva nuestra fe.

Ver la enfermedad y el dolor pacientemente llevados nos da coraje.

Ver a un amigo que lo ha perdido todo y empieza de nuevo con
confianza y amor, nos da fuerza para seguir.

Ver perdón y misericordia después de una pelea entre amigos,
trae alegría a nuestros corazones.

Ver el regreso de pecadores a Dios y su crecimiento hasta
alcanzar grandes cimas de santidad, aumenta nuestra confianza
en su amor y su misericordia.

Ver a alguien aplastado pero sereno ante la muerte de un ser
querido, nos hace pensar en que existe otra vida.

Sea cual sea el grado de dolor y sufrimiento que debamos
afrontar, somos capaces de testimoniar el amor del Señor Jesús.

Nuestro amor debe expandirse como el Amor Divino, debemos
estar alegres pero debemos desapegarnos y confiar mucho en
Dios para mantener la alegría.

Madre Angélica



2 DE SUS HERMOSAS ORACIONES:

Para la humildad:

Estoy ante Ti, Señor Dios, un pecador.
En todos los reinos de Tu creación,
nadie es más desmerecedor de Tu amor que yo. . .
Esto es por lo qué me atrevo a acercarme
a Tu Presencia. . .
Tu poder es mayor en la debilidad.
Tu amor es más gratuito con el ingrato y
Tu misericordia más sublime con el indigno.

Para la esperanza:

Mi Dios, eres mi ancla en un mar tormentoso,
mi serenidad en una noche ventosa,
mi esperanza cuando todo lo demás falla.
Tu Presencia me rodea como un escudo protector
y cuando las flechas de mi egoísmo Te atraviesan,
Tus amorosos brazos se extienden para alargar
Tus manos y asir mi alma errante.




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