Reflexión de Ana Frank Ana Frank nació en 1929 en Frankfurt, Alemania, en el seno de una familia judía que en época de la segunda guerra mundial se trasladó a Holanda cuando Hitler tomó el poder. Años más tarde, los alemanes tomaron Amsterdam, la familia Frank, quien se resguardaba en un escondite fue capturada. Finalmente Ana, famosa por su Diario, murió en un campo de concentración nazi el año de 1945. Del Diario de Ana Frank: Miércoles 3 de mayo de 1944. Querida Kitty: Primero, las noticias de la semana. La política está de asueto: nada, absolutamente nada que señalar.... No es menester mucha imaginación para comprender esta eterna letanía de la desesperación: “¿De qué sirve esta guerra? ¿Porqué los hombres no pueden vivir en paz? ¿Por qué esta devastación?”. Pregunta comprensible, pero nadie ha encontrado la respuesta final. En realidad, ¿por qué se construyen en Inglaterra aviones cada vez mayores con bombas cada vez más pesadas y, al lado de eso, habitaciones en común para la reconstrucción? ¿Por qué se gasta cada día millones en la guerra y no hay un céntimo disponible para le medicina, los artistas y los pobres? ¿Por qué hay hombres que sufren hambre, mientras que en otras partes del mundo los alimentos se pudren en el lugar porque sobran? ¡Oh! ¿Por qué los hombres han enloquecido así? Jamás creeré que únicamente los hombres poderosos, los gobernantes y los capitalistas sean responsables de la guerra. No. El hombre de la calle se alegra también mucho en hacerla. Si no, los pueblos hace rato que se habrían rebelado. Los hombres han nacido con el instinto de destruir, de masacrar, de asesinar y de devorar; hasta que toda la humanidad, sin excepción, no sufra un enorme cambio, la guerra imperará; las reconstrucciones, las tierras cultivadas serán nuevamente destruidas, y la humanidad no tendrá más que volver a empezar. A menudo me he sentido abatida, pero nunca aplanada; considero nuestra estadía aquí como una aventura peligrosa, que se torna romántica e interesante por el riesgo. Considero como cosa divertida para escribir en mi Diario cada una de nuestras privaciones. Me he propuesto, de una vez por todas, llevar una vida diferente de las simples dueñas de casa. Mis comienzos no están exentos de interés, son buenos, y únicamente por eso puedo reírme de una situación cómica en el momento de los más grandes peligros. Soy joven, muchas de mis cualidades duermen todavía, soy joven y lo suficientemente fuerte para vivir esta gran aventura que forma parte de mí y me niego a quejarme todo el santo día. He sido favorecida por una naturaleza dichosa, mi alegría y mi fuerza. Cada día me siento crecer interiormente, siento que se aproxima la libertad, que la naturaleza es bella: siento la bondad de cuantos me rodean, ¿y siento hasta qué punto esta aventura es interesante! ¿Por qué habría de desesperarme? Tuya, Ana. Volver a Historias Volver a la Página Principal |